El 15 de febrero celebramos el día del laico escolapio. Hace unos años se eligió esta fecha uniendo una bella tradición que se venía haciendo en Ecuador a la celebración de la memoria del beato Vicente Vilar David, laico calasancio de las Escuelas Pías de Valencia España, llevado al martirio por su fidelidad a Dios como católico en época de la guerra civil española.
Esta es una fiesta que nos ayuda a tomar conciencia y a agradecer por las diversas formas de participación de los laicos en las Escuelas Pías, como directivos, maestros, estudiantes, administrativos, servicios generales y en las diversas comunidades del Movimiento Calasanz MIES, Allachi, Movimiento Juvenil y Fraternidad Escolapia.
En comunidad vivimos una jornada muy especial, con actividades muy llamativas, que nos llevaron a reflexionar sobre la importancia de escuchar LA VOZ de Dios y la de los hermanos en este camino sinodal de la Iglesia como religiosos y laicos calasancios, atentos a la voz del Espíritu Santo.
Así como nos lo enseñó San José de Calasanz, quien en noviembre de 1622, en una carta escrita a la comunidad de Narni, escribió: «La voz de Dios es voz del Espíritu que va y viene, toca el corazón y pasa; ni se sabe de dónde viene o cuando sopla, por lo que importa mucho estar siempre alerta para que no llegue de improviso y se aleje sin fruto».