En un día distinto a los demás, se sentía que esos cuatro días en Pamplona serían los primeros de una búsqueda de nosotros, marcaría una pauta para nuestras vidas, seriamos personas nuevas al bajarnos de ese bus.

Nos subimos al bus, sabiendo que al llegar a casa seríamos otros, con ganas de vivir y afrontar todo con la mejor cara, sin máscaras, sin apariencias o falsas amistades.

Con estos retiros aprendimos a ser fuertes, a sentirnos más unidos, a ser capaces de enfrentar las dificultades de la vida, a conocernos como grupo y tener confianza entre nosotros.

Estos retiros me ayudaron a sentirme parte de la familia calasancia, aunque llevo poco tiempo en esta institución, me han acogido con los brazos abiertos, con las mejores intenciones y con unos amigos que me hacen sentir como en casa.

Creo que en estos retiros, 9C ya no es el curso que empezó el 2014, es el conjunto de amigos que tomados de las manos avanzaremos y superaremos las dificultades de la vida, siendo unidos, confiando en cada uno. Y les doy las gracias, por hacerme sentir una más de ellos , por brindarme su apoyo incondicional.

Cada día que avanza, cada día que pasa, cada alegría, cada tristeza, cada abrazo, cada risa, cada lágrima, nos hace más fuertes, nos ayuda a sentirnos que somos personas, aportando algo valioso a la sociedad.

Así que, de mi parte y la de mis compañeros nos sentimos muy agradecidos con Dios, con nuestros padres y nuestros profesores por dejarnos vivir esa experiencia única que cada uno de nosotros la tiene en su corazón, recordando esos cuatro días como unos de los mejores de nuestras vidas.

Para terminar vuelvo a dar gracias a Dios y a la familia calasancia.

Atentamente,

ERIKA ANDREA BERMUDEZ RAMIREZ