Durante la vivencia que tuvimos el día viernes 23 de agosto, en la cual compartimos con niños de otra institución educativa, nos permitió ver y reconocernos como profesores y darnos cuenta del arduo trabajo que realizan nuestros maestros, que en muchas ocasiones no valoramos; además de ponernos en los zapatos de los niños y visualizar las problemáticas que enfrentan día a día. Por otra parte con las diversas actividades que realizamos, nos dimos cuenta de lo sencillo que puede ser hacer sentir feliz a un niño con pequeños gestos, como los llevados a cabo en la jornada, ya siendo lúdicos o académicos.

Esto desde la perspectiva como grupo, fue un tiempo en el que nos permitimos encontrarnos con nosotros mismos como estudiantes calasancios, dejando a un lado nuestras diferencias, pasando un rato agradable, en el que nos divertimos y nos gozamos esta actividad y en el que todos colaboramos de una manera u otra, aportando su granito de arena para beneficio de todos. Así mismo aprendimos que a pesar de sus dificultades siguen siendo felices, amorosos, carismáticos y respetuosos, llegando al punto en que varios de nosotros nos llegamos a encariñar con ellos; valiendo totalmente la pena nuestro esfuerzo y dedicación a cambio de sus sonrisas.